La pérdida de zonas verdes hace que múltiples especies se acerquen a los entornos urbanos en busca de refugio y alimento. Además, la desaparición de algunos depredadores naturales está provocando un aumento de la población de algunas de estas especies. Ambos problemas están derivando en conflictos entre humanos y fauna; y en este artículo, queremos contarte cuáles son las soluciones más comunes para ellos.
¿Cuáles son los conflictos entre humanos y fauna?
¿Cómo solucionar estos problemas?
Para encontrar la solución a los conflictos entre humanos y fauna, primero es necesario, por tanto, especificar cuál es el lugar que se debe proteger. Después, se debe verificar cuál es la especie en particular que está causando el problema, ya que las soluciones no son generales para todas.
Por esta razón, lo recomendable es contactar con una empresa especializada en esta problemática, como Faunatek. Una vez tenemos la información, podemos realizar un asesoramiento personalizado. De manera que las medidas que se tomen sean las más eficaces.
Para tener una idea de cuáles son estas soluciones disponibles, a continuación te dejamos las más habituales, con una descripción de su finalidad y de la especie para la que funcionan.
Gestión de hábitats
La pérdida de hábitat es una de las principales causas de conflictos entre humanos y fauna. Por ello, restaurar y proteger los espacios naturales contribuye a que los animales salvajes tengan suficiente espacio y recursos para vivir y no tengan que acercarse a las áreas habitadas por humanos. Dos prácticas que funcionan bien son la creación de corredores biológicos y la protección de áreas naturales.
Medidas de disuasión
Para evitar encuentros no deseados entre humanos y fauna, se puede apostar también por medidas disuasorias. Es decir, que harán que el espacio en cuestión no resulte atractivo, sino todo lo contrario. Estas medidas pueden ser acústicas, olfativas o visuales, y se deben adaptar al animal.
Por ejemplo, para los jabalíes se utilizan sprays o aspersores con repelente olfativo, que está elaborado con hormonas procedentes de la orina de los lobos, que son sus depredadores naturales. Al creer que están en las cercanías, optarán por buscar otro lugar más seguro para ellos. En el caso de las aves, se utilizan linternas láser con una luz que les resulta molesta al volar. Por tanto, se mantendrán alejadas y buscarán también otro espacio para vivir.
Vallas y cercados
Las vallas también son elementos disuasorios, pero también se pueden considerar preventivos. Pueden instalarse en múltiples espacios, como zonas de cultivo, áreas naturales que se desea proteger o las carreteras, vías de trenes y demás infraestructuras. Estas también se fabrican con diferentes materiales y características, e incluso los hay adaptados a la pequeña fauna, que puede salir del sitio, pero no volver a entrar.
Control poblacional
Junto a las medidas que limitan el acceso, también se deben tomar otras complementarias. Estas contribuyen a reducir el nivel poblacional y a mantener a estas alejadas de las zonas donde habitan los humanos. Por ejemplo, se pueden capturar a algunos ejemplares y trasladarlos a otros lugares sin causarles daño.
También es posible instalar comederos en el interior de los bosques y áreas verdes para que permanezcan allí. Tercero, realizar campañas de esterilización con animales como los jabalíes, cuya población está creciendo de manera descontrolada en algunas regiones. O recuperar especies casi pérdidas como el lobo ibérico, que es el depredador natural de este animal. La caza ha sido completamente ineficaz para el control poblacional y es la responsable de la desaparición del lobo.
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